¿Puedes conceder un deseo?

Respuesta rápida

Hacer realidad un deseo no está garantizado, pero es posible. Para aumentar las posibilidades de hacer realidad un deseo, es importante ser específico, creer en el deseo y tomar medidas hacia él. Visualizar el resultado deseado y expresar gratitud también puede ayudar a manifestar un deseo. Sin embargo, es crucial entender que algunos deseos pueden no estar bajo nuestro control, y es importante aceptar y adaptarse al resultado, ya sea que se alinee con nuestro deseo o no.


¿Qué tienen en común las velas de cumpleaños, las estrellas fugaces y las pestañas? Si alguna vez has apagado una vela de cumpleaños, presenciado una estrella fugaz o encontrado una pestaña suelta, entonces lo más probable es que hayas hecho algo más casi de inmediato: pedir un deseo.

Los deseos son algo que todos tenemos y todos hacemos. Si está lloviendo, deseamos que haga sol. Si nos sirven brócoli para cenar, algunos de nosotros deseamos que sea pizza en su lugar. Si hemos ahorrado $50 y el juego nuevo que queremos cuesta $60, entonces probablemente deseamos que esté en oferta o que tengamos $10 extra.

Aunque nuestros deseos suelen ser pequeños y prácticos, también pueden ser grandes e imaginativos. ¿Alguna vez has deseado ganar la lotería? ¿Qué tal desear un coche nuevo? Algunas personas desean ser famosas o poseer habilidades sobrehumanas.

Los deseos también pueden ser muy personales y significativos para las partes más profundas de quienes somos. ¿Alguna vez has deseado que tu amor verdadero llegue a tu vida? Si te encuentras luchando contra una enfermedad grave, tu mayor deseo puede ser que tu salud se restaure.

Pero, ¿cómo empezamos a pedir deseos en velas de cumpleaños, estrellas fugaces y pestañas? Estas son solo algunas de las supersticiones asociadas con los deseos. Analicemos más de cerca el origen de algunas de estas.

Algunos historiadores creen que podemos agradecer a los antiguos griegos por pedir deseos cuando apagamos las velas de cumpleaños. Su creencia de que el humo de las velas llevaba las oraciones a los dioses puede haber sido el origen de pedir deseos cuando apagamos las velas de nuestros pasteles de cumpleaños.

De manera similar, el antiguo escritor y astrónomo Ptolomeo creía que las estrellas fugaces ocurrían cuando los dioses nos observaban desde arriba. Pedir un deseo al ver una estrella fugaz era la mejor manera de asegurarse de que los dioses escucharan tu deseo mientras prestaban atención.

El deseo al ver una pestaña suelta se ha rastreado hasta el folklore de mediados del siglo XIX en Shropshire, Inglaterra. Otra pieza de folklore antiguo, de Irlanda, afirma que atrapar al mítico duende te concederá tres deseos.

Esas no son las únicas supersticiones asociadas con pedir deseos. Las personas también piden deseos en dientes de león, huesos de la suerte, mariquitas, momentos específicos del día (como las 11:11), pozos de los deseos e incluso la primera estrella que ven por la noche (gracias a la canción infantil de finales del siglo XIX).

¿Los deseos alguna vez se cumplen? ¡Absolutamente! Sin embargo, si un deseo se cumple o no no tiene nada que ver con las velas de cumpleaños, las estrellas fugaces o las pestañas. A veces, simplemente es cuestión de suerte. Otros deseos cumplidos pueden ser el resultado de un trabajo duro. Otros deseos pueden hacerse realidad gracias a la amabilidad de las personas.

Por ejemplo, la Fundación Make-a-Wish de América cumple miles de deseos cada año para niños que luchan contra enfermedades graves. A través del trabajo de miles de voluntarios, han ayudado a que los deseos se hagan realidad para niños que de otra manera estarían enfrentando algunos de los días más difíciles de sus vidas. Más que solo brindar felicidad temporal, los deseos cumplidos a menudo les han dado a los niños la fortaleza que necesitan para seguir luchando contra sus enfermedades.

Incluso si no eres parte de una gran organización, aún puedes cumplir el deseo de alguien simplemente estando dispuesto a ayudar a quienes te rodean. Si te das cuenta del deseo de alguien y te das cuenta de que tienes el poder de hacerlo realidad, ¡adelante y hazlo! ¡Cumplir el deseo de otra persona también puede tener un impacto positivo en tu propia vida!

Inténtalo

¿Estás listo para cumplir algunos deseos? Pídele a un amigo o miembro de la familia que se una a ti para probar las siguientes actividades:

  • Imagina despertar en medio de la noche sintiendo mucha sed. Mientras vas a la cocina a buscar un vaso de agua, notas que son las 11:11 pm. ¡Rápido! ¡Exprésate un deseo! ¿Qué desearías? Piensa en todas las cosas que sueñas tener o hacer y haz una lista de los diez principales deseos que harías si creyeras que podrían hacerse realidad. Comparte tu lista con un amigo o miembro de la familia. ¡Nunca sabes cuándo alguien decidirá hacer realidad uno de tus deseos!
  • Algunos deseos pueden hacerse realidad con trabajo duro y determinación. Piensa en un deseo que puedas hacer realidad si te lo propones. Tal vez tu deseo sea destacarte en tu próximo examen o lograr un récord personal corriendo. Considera qué puedes hacer cada día para que tu deseo se haga realidad y crea un plan de acción que comience hoy. ¡Disfruta el viaje de hacer realidad tu deseo!
  • En lugar de enfocarte en tus propios deseos, tómate un tiempo hoy para pensar en lo que tus amigos y miembros de la familia podrían estar deseando. ¿Hay algún deseo que puedas cumplir? Podrías sorprenderte. A veces los deseos son tan simples como esperar que la ropa se doble sola o que la cena se prepare mágicamente. ¡Ayudar con las tareas del hogar es una excelente manera de hacer realidad los deseos prácticos de alguien! Y, por supuesto, simplemente pasar tiempo con los seres queridos y expresar tu cuidado por ellos también puede ser un deseo hecho realidad. ¡Haz lo que puedas hoy para hacer realidad el deseo de otra persona!

Referencias

  • http://mentalfloss.com/article/59991/how-we-came-make-wishes-these-11-things
  • http://wish.org/wishes/wish-impact
  • Shropshire Folklore. Ed. Charlotte Sophia Burne. London: Trübner & Co., 1885. Print.

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